sábado, junio 16, 2007

Tormenta de sensaciones

… en la violencia de tu ausencia me aniquilo contra los ecos de la misma melodía world was on fire, no one could save me but you nadando caótico junto a los hielos de un whisky incendio en el que se ahogan mis besos it’s strange what desire will make foolish people do y me ahogo para ahogar los besos que nunca diste y que me abrasan y me arrasan y me arrastran hacia la rotación desesperada de una frontera escurridiza en la que quemo el tiempo y nunca termino de entender i’d never dreamed that i’d need somebody like you y lo veo todo diluirse en el humo que hoy enturbia mi psiquis que está hastiada de que baqueteen tanto al tan tonto corazón mío estúpido cuando se descoraza no, i don’t wanna fall in love this world is always gonna break your heart y que se reduce a un frío cúmulo de carne fibrosa vampira with you y que hay que rescatarlo demasiado porque aúlla demente una tristeza parásita y padece síntomas de basura ternura, y al revés what a wicked game to play to make me feel this way y cuando estoy acá todo se agita y salto sentado en mi silla what a wicked thing to do to let me dream of you mirando el calendario de reojo para ver cuántos días sin what a wicked thing to say you never felt this way sumando muchos sin y multiplicando muchos sin y tantos sin i’ll never dream that i lose somebody like you que una y otra vez vuelvo a escuchar saborear en cada una de tus sonrisas notas extremas de miel de caramelo ardiente now i wanna fall in lust dulce nicotina cuando tus besos this world is always gonna break your heart celestial entrepierna de bagurnia perdida en los placeres de mis placeres que se cuelan sigilosos with you en tus almohadas revoltosas pero seguro que no más que las mías en la violencia de tu ausencia...


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martes, junio 12, 2007

Asomo en pesadilla



Casi irreal. No lúcido en un como-ácido remolino de almohadas. Translúcido caigo tornalunado en un abismo frenético y delirante. Intento flotar, pero me siento pesado, la oscuridad se hace más pesada. Vano ser etéreo en fiebre gravidez. Un viaje a través de la angustia giratoria. Este cerrar de ojos no tiene convicción de sueño, y el sueño parece transformarse en una espera sin esperar esperanza. Intento entonces despertarme, agobiado por esa nueva feroz oscuridad que es como un dolor que me contamina el pecho. El sueño y la vigilia se entrelazan en una lucha de fracasos incomprensibles por repeler el instinto y el instante. Comenzaba a devorarme la oscuridad y nunca había escuchado tan nítidas las voces del miedo. Esas que no te dejan dormir cuando te suspiran mentiras con sus verdades. Las que te acorralan con una especie de enfermedad psiconausea. Las que te abisman ante el mundo y te vuelven insignificante sin significado. Las malparidas de ese recoveco pútrido al que no querés mirar. Sacudido por el trance torbellino de esta especie de nube oscura, me propongo levantarme y salir a caminar, pero la noche no ofrece ni lunas ni estrellas. Sólo ese vacío lleno de un quásar perverso. Todas esas perversidades con las que había exaltado mis sentidos en noches exultantes, se habían vuelto en mi contra ahora, mientras naufrago en un abismo de dolor terror. Me desgarro en una tiniebla ilimitada que no se anima a ser tan voraz. Que no quiere devorarme, sólo masticarme y lanzarme en un vuelo escupitajo; sólo juega como lo hace el gato con el ratón. Juega a dejar una cicatriz para que de por vida recuerde ese dolor vacío que oprime hasta que aplasta. Y que se expande. Se respira. Se devora. Se vomita. Y me absorbe. Y me absorbo. Y supongo que me habita. Y me mancha. Hasta que se funde, se confunde y se hunde. Y me creo fundido, confundido y hundido. Amasijado. Desolado. Pero no tan solo porque afuera también estoy yo. Y adentro, un grito sin garganta aparece inerte, pero tiene vida y no vive.

¿Sueño? ¿Pesadilla? ¿Realidad? La noche ya deforme, comienza a diluirse evanescente. La vigilia o el sueño, aclaran, y la congoja se hace más visible. Esta puta melancolía cobró la vida de un Frankenstein demasiado potente esta noche. ¿Y qué mierda es lo que está pasando? Ya es tarde para todo. Para limpiar los excrementos que dejan las culpas, para disimular la ancianidad de los remordimientos, para disfrazar de galante olvido algunos recuerdos relucientes en sus penurias. Todavía oscuro, me levanto y el espejo se asoma, único testigo del horror de una nueva transmutación en lo profundo de la negrura. Lo que pude ver, ya no puedo describirlo. Y mientras me alejaba diciendo “ya está, ya pasó todo”, desde el otro lado mascullaba “ya está, pero ya vas a volver”...


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